EL POPULISMO: PERÓN Y LA ARGENTINA
Líber Romero
El 17 de octubre se conmemora en la
vecina orilla el día de la fidelidad peronista. En 1943 miles de
manifestantes salieron a la calle a reclamar la liberación del general Domingo
Perón. A partir de ahí el apoyo popular le permitió acceder a la primera
magistratura. El peronismo fue un claro ejemplo de un gobierno populista. Desde
hace tiempo vemos como desde el discurso de la derecha se llama populista a
varios de los gobiernos de nuestra América. Esto no es casual, se trata de
subsumir a todos los ricos y complejos procesos americanos bajo una categoría
histórica que tienen ciertas características
Aprovechemos la instancia para
reubicar la categoría histórica, ver cuales son sus características.
Características del populismo
El populismo se enmarca dentro de un
tipo de respuesta ante la crisis del modelo agroexportador y del modelo oligárquico basado en ella
producto de las consecuencias de la
crisis del 29. Enmarcado en el surgimiento de una burguesía nacional que
intenta lograr el dominio y de una clase obrera que surge como protagonista,
pero que pese a su combatividad es aún débil organizativamente.
La bancarrota del modelo se produce
debido a la crisis de 1929. Crisis de superproducción del sistema capitalista.
Recordemos nuestra función como productores de materias primas que se afianza
y consolida en toda América a partir de 1850 lo que permite por un lado el
desarrollo de las fuerzas productivas y por otro nos inserta en forma
dependiente en el mercado mundial. La potencia que asumía el rol predominante
en el siglo XX era Inglaterra (en Uruguay este proceso se consolida bajo el
gobierno de Latorre).
La debilidad numérica de la
burguesía (peso específico dentro de la producción) le impide realizar, en
forma completa, la revolución burguesa, teniendo que aliarse con un sector de
la oligarquía. Para Agustín Cueva es un proceso asimilable a la revolución
burguesa
"(…)Si se quiere emplear la
terminología gramsciana, podría decirse que es una de las modalidades políticas
de la realización de la revolución burguesa «pasiva», a través de la cual se
cumplen, aunque de manera vacilante, tortuosa e incompleta, algunas de las
tareas indispensables para el tránsito de la sociedad oligárquica a la sociedad
burguesa moderna" [i]
Se forma así una alianza tácita en
donde la burguesía en el poder no atentará contra la oligarquía agraria. En un
mundo en donde los precios agrícolas han caído notoriamente, defenderá sus
intereses productivos. Los precios serán controlados por el Estado que distribuirá
las ganancias del sector agropecuario en el sector secundario, a través de una
política de cambios múltiples, para fomentar la industria (que en la mayoría
de los casos es sustitutiva).
La burguesía y la clase obrera
Para asegurar su poder de presión,
frente a los terratenientes, tratará de aglutinar dentro de su proyecto a la
clase obrera. Clase a la cual pretenderá mantener bajo su control prohibiendo
todo intento de autonomía de clase; para ello utilizará tanto la represión
como la cooptación. La represión se manifestará en la persecución de los
partidos obreros y de todo dirigente sindical clasista. La cooptación se hará
a través, por un lado, de la colocación de dirigentes “obreros” adeptos al
sistema. Los sindicatos se transformarán en una polea de transmisión, a través
del ministerio de trabajo, de los planteos populistas. Se trataba de controlar
las manifestaciones obreras para que la clase
no llegue a cuestionar el sistema.
Un claro ejemplo de esto ultimo se
ve en la huelga de los trabajadores del ferrocarril en donde los mensajes desde
el gobierno eran claros: “Cualquier intento de turbar la vida interna del
gremio ferroviario es un ataque a la
Patria, al Justicialismo y al General Perón”(noviembre de
1950).
El enemigo a destruir por parte de
Perón es claro. " Yo les voy a aplicar la ley: pero nada más que ley (…) A
esos señores radicales, comunistas y socialistas que viene perturbando el
panorama nacional de entregarlos a la justicia federal acusándolos de violar
las ley de Seguridad del Estado (…)voy a decretar la movilización de todo ese
personal que se niega a concurrir a sus tareas. Decretada la movilización, el
que concurre a su trabajo será movilizado en él; el que no concurra, tendrá que
ser procesado e irá a los cuarteles, se incorporará bajo el régimen militar, de
acuerdo con el Código de Justicia Militar(…)"
Con
los sindicatos que se adecuan a la situación de obedecer al gobierno se llega a un
“pacto social”. Los obreros
sindicalizados obtuvieron mejoras salariales, estabilidad en el empleo y en la
seguridad social. Los sindicatos adquirieron fuerza en la negociación y se fortalecen porque sólo reciben aumento los que
están afiliados.
El
resultado de la cooptación se nota en las propias declaraciones de la CGT, en donde reafirma“(...)su
apoyo inquebrantable al Líder. Su excelencia el señor presidente de la República, General Juan
Perón, y su decisión de apoyarlo en su patriótica misión con lo mejor de su
fuerza moral y física para asegurarle continuidad y permanencia en el trabajo
iniciado y llevado a cabo por el General Perón” y además “su deseo vehemente de
que el General Perón sea reelecto Presidente de la República Argentina,
a fin de asegurar la prosecución de su trabajo histórico a favor del país y de
las masas trabajadoras”
El campesino
El campesinado será marginal dentro
de la política populista debido a que su condición precaria y paupérrima será
la base económica de la alianza dentro del bloque de poder. El bajo salario de
los trabajadores rurales permitirá mantener los precios de los productos que
ingresan a las ciudades a un bajo costo. Este sistema permite a los obreros
adquirir los productos necesarios para la reproducción de su fuerza de trabajo.
Este bajo costo general tiene como resultado aumentar la tasa de ganancia de
todo el sistema.
El éxodo rural, que al mismo tiempo
se producirá hacia las ciudades, en busca de poder salir de la miseria, forma
parte del proceso de base social del populismo.
Esta situación permitirá contar a
los gobiernos populistas con un importante ejército de reserva. Al tiempo que
los campesinos que ingresan al mercado laboral llenan con un contenido
ideológico particular a la clase obrera. En su absoluta mayoría son
analfabetos que basan su vida en relaciones personales y paternales. Estos
nuevos trabajadores sobrepasan numéricamente a la antigua clase obrera. Los
sindicatos en proceso de formación, y en especial partidos comunistas pequeños
y recién formados, son avasallados por ese ingreso masivo. El proceso de
formación de la conciencia de clase se torna, pues, extremadamente complejo.
El culto al líder
El líder populista buscará explotar
esta situación generándose una imagen paternalista, comunicándose con la masa a
través de un lenguaje en apariencia clasista. El Estado aparecerá como volcado
a los desarrapados.
En el Partido Justicialista se aceptaba verticalmente las decisiones de
Perón. Se fundamenta a la interna la
inefabilidad de Perón. La imagen que se transmite de él es que es un genio, que
no se equivoca y que por lo tanto no se debe criticar. El peronista debe
obedecer a Perón[ii] . El objetivo es que este
culto a la personalidad fuera parte de la educación formal[iii].
Esto no era compatible con la libertad de cátedra, con la libre circulación de
las ideas, no es casual que se cierre la Universidad.
El nacionalismo
Una de las características que se
remarca de los gobiernos populistas son los procesos de nacionalización, que
sin dudas son un avance en tanto permite reincorporar a la economía nacional
importantes sectores productivos y de servicios. El tema de fondo como esta
adquisición es redistribuida, porque es ahí donde se ven los contenidos y los limites de clases de los procesos.
El gobierno peronista adoptó una
política de nacionalización de las inversiones extranjeras unido a la
repartición de la deuda. Se nacionalizo el Banco Central, se compraron los
ferrocarriles, los telégrafos, la compañía de Gas y las empresas eléctricas del
interior (a excepción de las que suministraban energía a Buenos Aires).
La industria fue favorecida con la
creación del IAPI un organismo estatal que centralizo el comercio exterior,
este compraba a los productores a precio fijo revendiendo a los internacionales
en una coyuntura de precios altos. Los mayores ingresos eran destinados a
solventar las importaciones de insumos y combustibles. Al decir de Perón “Nosotros queremos crear trabajo para
nuestros hombres y no traer capitales de explotación, y menos aún capital en
forma de perfumes, "whisky" y otras cosas por el estilo. Nosotros
queremos maquinarias para que no sigan exportando nuestro trabajo. De ahora en
adelante recibirán aceite en vez de semilla de lino, y dentro de poco pinturas:
después tendrán que traer sus casas para
que se las pintemos nosotros. El trabajo argentino lo vamos a defender". La
industria fue además protegida con cambios preferenciales y protección
tarifaría, con una amplia política
crediticia manejada desde el Banco Industrial.
Hay que tener presente que a nivel
agrario la oligarquía no fue destruida. La reforma agraria avanzo lentamente y
en terrenos baldíos. Aunque la congelación y prorrogas de los arrendamientos
rurales termino por convertir en
propietarios a la mayoría de los arrendatarios.
A modo de conclusión
Sobre la base de lo anterior podemos
afirmar que plantear que existe un populismo de izquierda es un error. El
populismo siempre defendió los intereses de la clase dominante. No podemos
confundir algunos aspectos de su forma (especialmente la verborragia) con su
contenido.
.
"En principio, el estado denominado “populista” no es más que el estado
capitalista moderno, que refleja tanto el predominio de la fracción burguesa
industrial como determinados efectos de la lucha de las clases trabajadoras y
en particular del proletariado. Pero ocurre que este tipo de estado, que ha
venido conformándose a partir del declive del estado oligárquico, adquiere
características específicas al amparo de la coyuntura internacional de 1945-55,
que le permite desarrollar una dimensión “arbitral” y “benefactora”,
“antioligárquica” y "nacionalista” -
El aspecto "antioligárquico” no
le viene desde luego de cumplimiento de una tarea democrático-burguesa como
sería la de reforma agraria, que no realiza, sino del hecho de tener que
supeditar a la fracción agroexportadora con el fin de transferir hacia el
sector industrial y hacia el estado mismo buena parte del excedente que de
otro modo captarían directamente los burgueses agrarios. Con esta transferencia
impulsa un proyecto de industrialización que(…) se desarrolla en esta fase
ampliando el empleo y elevando los salarios reales. Ahora bien, tal elevación
no se realiza espontáneamente, por la generosidad de la burguesía industrial,
sino a través de enfrentamientos continuos entre ella y el proletariado, que el
estado justamente se encarga de “arbitrar”. La “bonanza” coyuntural de la
economía en general crea un espacio suficiente de negociación como para que el
estado aparezca confirmando aquel papel. Robustecido por la parte que ha
captado del excedente, puede además
realizar unos cuantos gastos “sociales’, con lo cual ratifica su condición de
welfare state.
En fin, el estado burgués refleja en
esta fase la apariencia de viabilidad de un desarrollo nacional autónomo y —lo
que ya no es una mera apariencia— ciertos esfuerzos encaminados a lograr este
objetivo. En tal perspectiva debemos ubicar un hecho típico como el de la
conformación de un sector capitalista de estado, más o menos sólido en los casos, que intenta convertirse en
motor y siquiera promotor del desarrollo burgués nacional, asumiendo
actividades económicas estratégicas que la “iniciativa privada” nativa es
incapaz de emprender. Hay que tener presente que no se trata aún de la
implantación de un capitalismo monopolista de estado, como el que se
consolidará después desmantelando o simplemente refuncionalizando al sector
estatal pre y en cierto sentido antimonopólico, sino de uno de esos movimientos
relativamente autonomistas que todavía podían efectuar las burguesías locales,
apoyadas en las masas y al amparo de una coyuntura económica favorable como la
del período de posguerra.
Si hacia fines del primer peronismo
la renuncia al proyecto autonomista parece evidenciarse, a fines del último
varguismo no ocurre lo propio: el testamento político del contradictorio
caudillo brasileño demuestra más bien su voluntad empecinada de seguir por ese
camino. Como quiera que sea, importa subrayar que en este campo el estado
denominado “populista” tampoco se asienta en el vacío, sino que se yergue sobre
el espacio objetivo de la contradicción nación / imperio, que intenta resolver
en favor del primer término, aunque con las vacilaciones y altibajos propios de
la burguesía a la que representa. Los ideólogos del imperio tienen por lo demás
muy clara esta situación, que a sus ojos aparece como un “chantaje” o como una
aberrante manifestación de “ultranacionalismo”."[iv]
[ii] "Yo, que he tenido la debilidad de estudiar
profundamente a todos, los grandes de la historia, y ustedes, que lo habrán
hecho tanto como yo, sabemos que en todos los grandes hombres hay errores y
defectos, que se les perdona porque son genios, y a los genios se les perdona
todo.
Pero a veces a los
argentinos nos parece mentira -Perón es un genio que no tienen defectos- y si tuviera sería uno solo: tener demasiado
corazón, que sería el más sublime de todos los defectos, ya que Cristo perdonó
a quienes lo crucificaron-(…) Deberíamos nosotros elevar todos los días
nuestra mirada y nuestro recuerdo hacia
la figura patricia del General Perón; seríamos entonces cada día más
buenos" Eva Perón (1951)
[iii] “Vamos a llevar el peronismo al alma del niño
argentino, pues nos reservamos el derecho de que la niñez argentina aprenda a
amar a la Patria
y a Perón desde su cuna (...) todos los niños del país antes de decir ‘papá´
deben de decir ´Perón´” Eva Perón (1950)
[iv] CUEVA, Agustín “El desarrollo del capitalismo en
América Latina”, México, Siglo XXI, 1994, 15º ed, pp209-211
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