LA MOVILIZACION ESTUDIANTIL
DEL 96: UN FENÓMENO SIN CONTINUIDAD
Trabajo para el
curso “ Ciudadanía y protesta en América latina”
Prof. Susana Domizain . Maestría en Ciencias Humanas,
opción Estudios latinoamericanos FHCE-UDELAR
INTRODUCCIÓN
El
siglo XXI se iniciaba con la derrota implosiva[1] de
los países socialistas del este de Europa. La desintegración de la URSS y de su
sistema de alianzas provocó un cambio en la correlación de fuerzas planetarias.
El mundo bipolar, construido en el marco de la guerra fría, dio paso a la primacía de una única potencia
mundial.
En
ese contexto histórico la estrategia[2]
neoliberal avanzó en las reformas económicas (reducción del gasto público,
flexibilización laboral, privatizaciones) que permitieron aumentar el grado de
explotación de los trabajadores. Sobre esta desestructura del mundo laboral, se
superpuso en forma paralela una ideología que planteaba por un lado el fin de
los metarelatos y la visión holística y por otro exacerbaba al individuo y a la
individualidad a su máxima potencia. El
pensamiento único avanzó permitiéndole al neoliberalismo generar una nueva
hegemonía[3], afianzándose la idea de que
no existían alternativas al modelo existente.
La
crisis en la izquierda fue amplia, conmoviendo a todos los partidos y
movimientos que tenían algún contacto con la concepción del mundo marxiano. En
la izquierda el marxismo fue relegado como instrumento de interpretación y
transformación de la realidad. Las categorías de análisis que hasta ese momento
habían hegemonizado la discusión en la izquierda diluyeron su contenido o directamente fueron sustituidas por otras
que en apariencia explicaban mejor la realidad. En este contexto los
principales afectados por la situación del “socialismo real” fueron los
partidos comunistas que entraron en crisis a lo largo y ancho del planeta,
llevando a su disolución, ruptura o reconversión en partidos socialdemócratas.
En
el campo popular se vivió un cuestionamiento al proyecto emancipador que tenía como centro a la clase
obrera. La crítica al papel de vanguardia de los obreros no era nueva, ya a
mediados de la década de los 80 distintos autores afirmaban que la reestructura
del modo de producción capitalista había producido una disminución de los
trabajadores fabriles y por lo tanto de su centralidad. Será la crisis de la teoría
marxista la que terminará desplazándolo como sujeto transformador.
En
el demos académico los análisis basados en el marxismo fueron disminuyendo. Ya
no era atractivo para las viejas y nuevas generaciones de intelectuales
utilizar un método que “había demostrado su fracaso” y del que cada vez menos
personas se hacían cargo. A esto se sumaba que los estudios marxistas tenían
pocas posibilidades de financiación[4] en
un contexto en donde existía un fuerte cuestionamiento epistemológico a su
método de análisis. Así la discusión
sobre el Estado, la concentración y distribución de la riqueza, la
profundización de la democracia o el cambio social cuando existió estuvo
marcada por otros paradigmas.
Un continente convulsionado: América
Latina en los últimos 20 años
El 1
de marzo de 1994 el movimiento zapatista iniciaba una nueva etapa, por sus
características y objetivos, de protestas en el ámbito internacional. En
particular se comenzaba un ciclo de movilizaciones que a
nivel de Latinoamérica conducirá al cambio del signo político de varios
de los países de la región.
El
FZLN canalizó en torno suyo a un conjunto de fuerzas sociales que se
encontraban dispersas, sin dirección clara. Catalizó las frustraciones frente
al avance del neoliberalismo y se convirtió, aún sin proponérselo, en un modelo
a seguir. Como reguero de pólvora, en diferentes partes del mundo, estallaron
conflictos sociales que pusieron en tela de juicio lo que parecía era la única
realidad posible. En la literatura social estos movimientos fueron agrupados
dentro de los llamados Nuevos
Movimientos Sociales (NMS) y aparecieron
ocupando el vacío dejado por el movimiento sindical y los partidos marxistas.
A
diferencia de las organizaciones clásicas,
cuyas metas estaban en función de
la contradicción capital-trabajo, los objetivos de los NMS aparecían más
vinculados a intereses sectoriales, de ampliación y/o reconocimiento de los derechos de
género, sexuales, generacionales o ambientales. Su norte
ya no era la conquista del poder
estatal, sino generar un espacio de reconocimiento o de contrapoder[5].
Los
NMS que asumían protagonismo coincidían en acentuar su autonomía frente al
Estado, los partidos políticos y los sindicatos. Este distanciamiento con las
organizaciones políticas clásicas no les impidió trascender las fronteras
nacionales y tener un importante grado de organización (Foro Social Mundial[6]
o movilizaciones antiglobalización[7]).
Al decir de Svampa “(…) heterogéneos en sus demandas, se insertan en un campo
más bien multiorganizacional, complejo
en sus posibilidades de articulación.(…) Son portadores de diferentes
dimensiones, ligadas a una identidad territorial, a la primacía de la acción
directa, a la defensa de la democracia asamblearia y la demanda de autonomía
(…) la convergencia de estas cuatro dimensiones ha ido configurando un nuevos ethos militante, diferente de otras
épocas, que recorre no sólo los movimientos sociales sino también sindicales
más disruptivas”[8]
En un duro proceso de aprendizaje los pueblos
americanos buscaron alternativas al neoliberalismo imperante. En estas dos
décadas se vio cómo tiraron gobiernos[9],
a veces no logrando generar una
alternativa concreta. En otras accediendo al gobierno pero sin poder lograr que
el gobernante electo cumpliera con el programa de cambios[10],
generando una posterior división del movimiento social. Este proceso de avances
y retrocesos parece estabilizarse al comenzar el siglo XXI en donde un conjunto
de fuerzas política autodefinidas de izquierda o progresistas obtienen el
gobierno en buena parte de América Latina.[11]
El
nuevo siglo nos pone ante el reto de aprender de los movimientos sociales y
políticos del siglo XXI y de su capacidad o no de producir una ampliación de la
democracia que genere un modelo alternativo al existente. Asumiendo que una
práctica social transformadora necesita del desarrollo de una teoría capaz de
dar cuenta de sus avances y retrocesos, de unir los reclamos y luchas
particulares con metas de mayor alcance.
El
objeto de interés de nuestra línea de trabajo es la relación entre el
desarrollo y organización del movimiento social en el siglo XXI[12] y la
profundización de la democracia. En
particular la tesis en proceso de
elaboración busca poner en evidencia la relación que se establece entre el
desarrollo teórico, político y organizativo de los movimientos sociales y de
los partidos de izquierda que han asumido el gobierno y la visión que sobre los mismos tiene una
parte de los intelectuales “orgánicos”[13]del siglo XXI.
La evolución de la relación movimientos
sociales, partidos políticos y gobiernos.
Tenemos
como hipótesis de trabajo que en estos 20 años se pueden apreciar tres subetapas distinguibles por la relación
que se establecen entre los sujetos sociales mencionados. La primera que va de la derrota del Frente Sandinista de
Liberación Nacional hasta el surgimiento del movimiento zapatista. Es una etapa
marcada por el retroceso histórico de
los movimientos sociales y de los partidos políticos de izquierda que apenas
pueden mostrar una actitud defensiva ante el embate del neoliberalismo
triunfante. Son los años de mayor profundización de las reformas
neoliberales en donde el plebiscito de
1992 por las empresas públicas en el Uruguay es atípico.
La
segunda que va desde el 1 de enero de 1994 con el levantamiento zapatista hasta
los atentados del 11 de setiembre de 2001 que facilitaron a los sectores
conservadores de EEUU la definición de una política exterior e interior más
agresiva[14]. En esta etapa la influencia del FLNZ,
especialmente su idea del poder y de la organización horizontal, fue clara sobre el resto de los
movimientos. Esta hegemonía comenzará a
declinar por la llegada al gobierno de partidos de izquierda, con un discurso y
práctica opuesto al neoliberalismo (la victoria de Chávez en 1999 revitalizaba
la posibilidad de partidos para conquistar el gobierno, en una década marcada
por el fracaso electoral[15]).
A lo que se sumó que la crisis Argentina y el callejón sin salida a que condujo
“el que se vayan todos”, cuestionó la tesis de que el “cambiar el mundo sin
tomar el poder”, tuviera validez universal.
La última etapa está enmarcada por un
lado por una política exterior de EEUU que aumenta su agresividad a través de
la unilateralidad y el ataque preventivo y por otro por la consolidación y
avance de los gobiernos de izquierda en
la región. En el cuidado de su patio
trasero EEUU no ha dudado en realizar, directa o indirectamente, una
intervención político-militar, desde el apoyo a golpes de Estado en Venezuela y
Honduras; la financiación y
entrenamiento de la oposición como en el movimiento separatista de Bolivia, o
los procesos de desestabilización como en Paraguay.[16] Este intervencionismo norteamericanos y la
comprensión de que el gobierno podía convertirse en un instrumento desde el cual
profundizar y consolidar los cambios, replanteó el tema de las políticas de
alianzas del movimiento popular produciéndose un acercamiento entre partidos y
movimientos. En esta tercera etapa se ha vuelto común ver a los movimientos
sociales participando en forma directa o indirecta en la elección de
autoridades gubernamentales.
La
derrota de la concertación pone en el centro de la discusión si se está o no
comenzando una nueva fase con el regreso de los partidos de derecha a los gobiernos en América.
Los resultados generales de las elecciones en Venezuela y en Brasil
parecen demostrar que la tendencia al cambio continúa. Sin embargo en forma
constante podemos observar la tendencia a que los gobiernos de izquierda
pierdan las elecciones en los principales centros urbanos o se produzca una
notoria pérdida de votos. Este fenómeno es particularmente notorio en las capas
medias (sectores de ingresos medios y altos, con un nivel de escolaridad alto)[17]
lo que ponen en cuestión la capacidad de generar consensos de los gobiernos de
izquierda y el papel que juegan los intelectuales dentro de los procesos de
cambio.
LA MOVILIZACIÓN ESTUDIANTIL DE 1996: UN
EJEMPLO DE NMS.
La
literatura reciente sobre los procesos americanos deja de lado, en la mayoría
de los caso, al proceso uruguayo. Esto es atribuible a que el país no ofrece a
los intelectuales un campo de estudio de los NMS que son una característica de
la región. La existencia de un caso atípico se atribuye a que en Uruguay los
partidos políticos y organizaciones sindicales
han sabido absorber y ser impulsores de las demandas de la sociedad
civil. La búsqueda de las causas que
hacen que se produzca esta situación
sería un buen tema de tesis, sin embargo la intención del presente
trabajo es demostrar que existieron experiencias que podían vislumbrar la
existencia de NMS.
En
tal sentido tomaremos la movilización de estudiantes que se produjo entre
agosto y setiembre de 1996, que por su forma de organización y expresividad
tuvo claras características de los llamados NMS. En esos años la movilización
fue tomada como ejemplo de lo que podía ser una nueva forma de organización
basado en la horizontalidad de las relaciones y en la democracia asamblearia.
Su irrupción fue espectacular, para luego diluirse sin que ello implicara que
su accionar no generase una siembra cuyas cosecha se daría en ámbitos distintos
y hasta contradictorios con los postulados de la movilización.
Entre
el 15 de agosto y el 5 de setiembre de 1996 se produjo la ocupación de más de
40 centros de enseñanza (liceos, UTU, IINN e IPA) que abarcaron diferentes
zonas del país (Montevideo, Canelones, San José, Colonia, Cerro Largo).
Las
formas que adquirió la movilización y los reclamos realizados rompieron con la
estructura de las relaciones y negociaciones que “normalmente” se llevaban a
cabo entre los detentadores del poder y los grupos subordinados. La horizontalidad, la rotación de las
delegaciones, la democracia asamblearia, la presencia notoria de las mujeres,
el reclamo de un espacio de participación y el rechazo a la política partidaria
fueron una característica del movimiento. Desde el punto de vista simbólico el
juego, el colorido, la música y los poemas estuvieron a la orden del día. A
ello se sumó que los jóvenes “imitaban” al movimiento zapatista cubriéndose el
rostro o solo dando su nombre sin apellido que los identificara.
Mostraremos
el proceso de las tres semanas a través de tres de las categorías de análisis
vista en el curso en especial de tres ítems: oportunidad política, estructura
de movilización y procesos enmarcadores[18].
El origen del movimiento
La respuesta
desde la derecha fue estigmatizarlo desde el inicio como parte de una acción de
grupos de izquierda (en particular el MLN), pero con el correr de los días el
eje se centró en el apoyo docente y en sus influencias sobre los jóvenes.
Otra
interpretación fue ver el movimiento como algo nuevo, que surgía como respuesta
a las anteriores experiencias del movimiento estudiantil y que “mirado en perspectiva, se puede asegurar
que el movimiento de agosto abre una nueva etapa. La historia recién empieza”[19]
. Una idealización del movimiento que servía para fundamentar una tesis: la
necesidad de adoptar las características del los NMS.
Ambas visiones
tienen en común el peso determinante que le dan, por su acción u omisión, a las
organizaciones políticas. Unilaterales
en su visión de la realidad contiene parte de ella El movimiento social
surgido en los 90 rechazaba las formas del movimiento estudiantil de los 80,
pero fermentó a partir de los residuos de experiencia que se habían generado en
esos años. Existieron organizaciones de
izquierda que actuaron en las ocupaciones[20],
pero la magnitud de la movilización superó sus expectativas previas y su
capacidad de encausarlas.
La estructura de movilización
Si asumimos que los movimientos adquieren
diferentes formas dependiendo de sus oportunidades y las constricciones
políticas del contexto nacional en el que se inscriben, es necesario ver la
génesis de la organización estudiantil de los 90.
El inicio de la
etapa de reflujo de las luchas en América latina (1989-1994), coincide en Uruguay con la derrota del plebiscito
contra la ley de caducidad impulsada por una amplia alianza de sectores
sociales y políticos (en donde los jóvenes estuvieron claramente presentes). A
nivel político se produce el triunfo en las elecciones nacionales del Partido
Nacional y a nivel capitalino del Frente Amplio. En un dato a tener en cuenta el
gobierno capitalino de izquierda
resuelve en forma inmediata uno
de los puntos de reclamo histórico -y unificador- del movimiento estudiantil:
el boleto gratuito.
Paralelamente
el final de los 80 estuvo signado por la desaparición de la F.E.S., C.G.E.U.T.U., y F.E.I. y la
casi desaparición de la F.E.U.U. Esta crisis del movimiento estudiantil y sus
herramientas estuvo enmarcada sin dudas en la propia crisis del conjunto de las
organizaciones juveniles de izquierda. En especial la derrota implosiva del
bloque socialista influye sobre de la
U.J.C., fuerza política principal en los jóvenes de aquellos años, que primero sufre un proceso de achicamiento
y posteriormente desaparece (renuncia de su comité ejecutivo en 1991). Recordemos además la disolución del Frente
juvenil del MLN en 1989-90[21]
o las discusiones a la interna entre la JSU y el PS.
A finales de la década del 80 en forma
paralela y a veces contradictoria se organizó la coordinadora antirazzias, a
partir de la muerte de Guillermo Machado, en contra de las acciones represivas
del gobierno de Sanguinetti. Esta organización “horizontal” logró movilizar a
miles de jóvenes, muchos de los que no estaban nucleados en las organizaciones
gremiales.[22]
Asociar la
debilidad y desaparición de las
herramientas gremiales estudiantiles a las juventudes políticas y su desarrollo
al inicio del siglo XXI no implica que las segundas determinen a las primeras.
De ser así no se explicaría que se inicie
inmediatamente un proceso de reconstrucción del movimiento estudiantil.
Si bien alguno de los jóvenes que realizan esta tarea perteneciente a las
organizaciones políticas mencionadas y hay otros sin ninguna militancia
partidaria. La tesis de la centralidad de los partidos choca muchas veces con
la experiencia social del pueblo uruguayo, por lo que el análisis no debe perder esta rica complejidad.
En la F.E.U.U.
el proceso de recomposición tardó varios años y estuvo favorecido por la
estructura de cogobierno (que “obligó” a cierto tipo de organización), el grado
de madurez político-gremial de algunos de sus componentes (que eran
“sobrevivientes” de la etapa anterior del movimiento estudiantil) y los conflictos
de movilización de masas que signaron la primera mitad de la década (contra la matrícula universitaria,
las ocupaciones del 93 y 94, la recolección de firmas a favor del 27 % para la
educación entre otras).
A nivel de la
enseñanza media no existía una estructura a la que llenar de contenidos sino
que era necesario reconstruir desde lo local (los centros de estudio) una
organización que unificara las luchas. Las formas que fueron adquiriendo estas
“asociaciones” tenían en común la intención de no repetir experiencias
anteriores.
Entre el año
1990 y 1996, la actividad gremial quedaba reducida a un pequeño grupo de
estudiantes que se representaba a sí mismo en estas instancias y que salvo caso
puntuales no generaba hechos de masas. La vida de esta “experiencias”
(C.E.S.U., C.I.E.S.U.) seguía el ritmo de año lectivo escolar desapareciendo
durante los meses de vacaciones. El gremio se organizaba después de turismo y finalizaba sobre octubre,
con un pico organizativo en torno a agosto. La horizontalidad de las relaciones
en la interna de la Coordinadora estaba favorecida por la existencia de un
pequeño número de militantes que se representaban a sí mismos más que a los
centros de estudio y la rotación era una consecuencia de ello. Esto no implica
que se quiera negar la presencia de una fundamentación teórica a esta práctica
como veremos más adelante.
En este proceso
de eterno retorno, en donde cada año la organización comenzaba nuevamente
existieron procesos de aprendizaje en torno a las herramientas a utilizar que
no pueden ser desatendidos. No fue casual que la ocupación se tornase la
herramienta por excelencia de los jóvenes del 96.[23]
El repertorio de acción colectiva.
Los movimientos
sociales tiene para elegir entre un conjunto determinado de acciones, “pero el
número de opciones no es ilimitado. Quienes participan de los enfrentamientos,
sea cual sea su objetivo, cuentan en cada momento con un repertorio bien
definido, adquirido por ello a través de un proceso de aprendizaje, dentro del
cual solo están permitidas ligeras variaciones. Lo cual significa que las
pautas de comportamiento a las que las multitudes se ajustan son bastante
precisas y cuentan con un alto grado de permanencia, de ahí el orden y
reiteración que transmiten sus actos”[24].
La pregunta es porque la ocupación se convirtió en el medio por excelencia
utilizado en 1996 y era visto por la mayoría de los estudiantes como la única
medida de lucha válida.
La discusión
político gremial en torno a las ocupaciones a mediados de los 80 estaba dada
por su utilidad como forma de lucha que permitiera hacer un trabajo de
inserción de masas y que no terminase siendo contraproducente. La ocupación de un centro tiene la ventaja
operacional de que no se necesita demasiados recursos humanos para hacerla,
pero conlleva a que exista un mínimo indispensable de participantes permanentes
para mantenerla. En necesario generar una red solidaria en torno a los
ocupantes, que permita no solo su supervivencia alimentaria sino también que se
convierta en una variable a tener en cuenta en el caso de que las autoridades
asuman el costo político de la desocupación. Al mismo tiempo, los reclamos
deben ser vistos como justo por la población, ya que el argumento típico en
contra de una ocupación es que la medida impide estudiar a aquellos que no la
comparten.
A finales de
los 80 la experiencia indicaba que el gobierno estaba dispuesto a asumir los
costos de la represión al movimiento estudiantil y que al hacerlo desviaba los
ejes del conflicto. Recordemos las ocupaciones del IPA en 1987 y 1988, la
represión realizada y las sanciones que se aplicaron a los estudiantes (que
incluyó la pérdida del año para una generación) hicieron que el conjunto del
movimiento estudiantil se dedicara a levantar las suspensiones. No fue casual que en 1989 los liceos fueran
tomados bajo “control estudiantil” para hacer jornadas de limpieza, pero donde
el término ocupación no aparecía mencionado.
En los 90 la
discusión político gremial dejo paso a las acciones que fueron resueltas en
función de su operatividad práctica. Los miles de estudiantes que se movilizaba
en los 80 permitía la elección entre un conjunto variado de formas de protesta, en los 90 la participación
en las instancias gremiales ha descendido en forma notoria. No obstante ello en
un proceso de ensayo y error los estudiantes de la Coordinadora realizaron diferentes
modalidades de lucha. Las marchas por el 14 de agosto, la recolección de
firmas, las sentadas, las jornadas de información entre otras. Sin embargo la
movilización que logró no solo mayor repercusión mediática sino un resultado en
concreto, fue la ocupación del liceo Miranda en 1992.
En agosto de
1996 el estado organizativo de la Coordinadora – no solo el número de centros
participantes sino el de militantes concretos- fueron llevando a que la
definición fuera la de ocupación. Una medida que para los integrantes debería
durar unos días. [25]
Un accionar que no era compartida por el conjunto de los centros organizados,
como lo demuestra que en la semana previa al 14 de agosto el liceo Miranda-
centro emblemático de la ocupación- estaba organizando una jornada de información.[26]
Esta visión de
debilidad del movimiento estudiantil era compartida por las autoridades de la
enseñanza. En las declaraciones públicas de sus miembros se denota que en un principio no creen que el conflicto se
extienda a otros centros y que de hacerlo
su extensión no se dará más allá del 24 de agosto. Rama introducirá el concepto
de “un mes con problemas ideológicos” que abarcaba desde el 14 a 24 de agosto
límite posible de las movilizaciones.
Esto podría en
parte explicar porque no se desocupó inmediatamente los centros de estudio,
pero no se entendería plenamente sin enmarcarlo dentro de la compleja situación
política de agosto[27].
El escenario
variará con el correr de los meses y cuando a finales del año el liceo Bauzá
ocupe en forma solitaria, la desocupación será inmediata y las sanciones a los
estudiantes llegaran a los 150 días de suspensión (con la correspondiente pérdida del año).
Esta última acción dará origen al acta 14 y a la defensa de los estudiantes en
los juzgados. Esta judicialización de los conflictos aparecía como algo nuevo
para el movimiento popular y lo era más que la justicia fallará a favor de los
estudiantes.[28]
La oportunidad política
Las
oportunidades políticas pueden existir pero solo son desarrolladas si existen
un grupo que actúe sobre ellas y este solo es posible si el mismo es consciente
de ello. En este caso se generó un espacio de acción política del que no eran
conscientes los estudiantes movilizados, pero que sí repercutió tanto en su
difusión como en su penetración en el entramado social. La ocupación se dio
dentro de un cronograma prefijado (el 14 de agosto como fecha símbolo) y se
insertó en un contexto socio-político convulsionado.
Los titulares
de la prensa del mes de agosto muestran que el principal tema de discusión
política ronda en torno a los problemas de corrupción del gobierno de Lacalle y
en particular sobre el tema FOCOEX y el pedido de desafuero de Nicolini.
Situación que lleva a una movilización de miles en contra de la corrupción a
principios del mes convocada por el PITCNT, FA y FEUU.
La prensa
nos muestra a los partidos políticos en
proceso de tensión interna. Frente a las acusaciones de corrupción el Partido Nacional
muestra sus diferencias internas y en ese mes termina sancionando a dos de sus
miembros (Cambón y Bengoa). En el Frente Amplio la crisis se da dentro de
Asamblea Uruguay que no apoya las acciones de Nicolini en contraposición del
resto de la fuerza política de izquierda. En el gobierno el Partido Colorado no
tiene mayorías parlamentarias propias y
ve cómo su principal aliado está en la palestra pública.
La sensación de
fragilidad del sistema político frente a la sociedad en tanto es percibida por
esta como corrupto (“todos los políticos son iguales”), permite el espacio para fenómenos como el de
gral(r) Paulos que sale públicamente a afirmar “la democracias corrupta a
precede los golpes de Estado”. Dichos que no dejan de ser un llamado de
atención al sistema de partidos.
En este
contexto la “reforma educativa” impulsada por Rama había logrado amplios
consensos, que se notaron tanto en la venias para la integración del CODICEN
como en la aprobación del presupuesto presentado. Intelectual de prestigio
internacional e investigador especializado en el tema educativo se había
rodeado de un equipo en el CODICEN que mostraba una apertura al conjunto de
espectro político. A ello se sumaba que en la elaboración de los programas del
plan 96 habían participado notorios intelectuales del quehacer nacional y
dirigentes sindicales de larga data. Esta situación hacía que varios sectores
del FA[29]
se encontrasen comprometidos con el desarrollo de la “reforma educativa”,
mientras que la voces en contra del proyecto, del MPP y la 1001, eran
minoritarias.
Sin embargo
esta situación de correlación de fuerzas favorables a la aplicación de la
reforma sufre un importante revés en
agosto
A principios de
agosto Rama había reclamado que el impuesto a primaria debía ser pagado por los
productores rurales declarando: “Si esta gente hubiera estado en el hundimiento
del Titanic, habrían dicho que salven a los hacendados y a los niños que los
tiren al agua”[30]. Ello
provocó las reacciones inmediatas de la ARU
y del herrerismo, dirá Arturo Heber: “el señor Rama tiene que tener
mucho cuidado al hablar de la producción rural, de los productores que fueron,
son y serán la columna vertebral de este país y además la reserva moral del
país”[31].
En el Partido Colorado Atchugarry critica los dichos de Rama, planteando que no
debe meterse a discutir sobre los impuestos. El 15 de agosto cuando se intenta
reunir al Comité ejecutivo del Partido Colorado este no puede hacerlo por falta
de quórum, una clara señal de la perdida de apoyo que en ese momento tenía
Rama. No existen en estos días ninguna entrevista a dirigentes de la izquierda
que estaban abocados al caso Nicolini.
A esta
discusión se sumó, a partir del 15 de agosto, las opiniones que reclamaban la
utilización de la fuerza: la cruzada 94 y el herrerismo. Las acciones de diálogo del CODICEN eran vistas desde el
editorial del “El país”“(…) como una tremenda crisis del concepto de autoridad”
[32].
El planteo que se realizará desde el diario es coherente con una concepción
ideológica, pero también es una forma de desviar la atención sobre las
denuncias que pesan sobre el Partido Nacional.
El 22 de agosto
la reunión del comité ejecutivo colorado
fue demostrativo de las diversas opiniones que existían sobre la
conveniencia o no de utilizar la fuerza para desocupar los centros de estudio.
La delegación de la cruzada 94 quiere criticar a la administración Rama porque
“resignó el principio de autoridad”, mientras que el grupo de Vaillant busca un apoyo “total e irrestricto“ a lo
actuado por el CODICEN. Estas posturas se transforman en mociones que los grupos
mayoritarios el foro y el quincismo decidieron no apoyar. La respuesta oficial
del organismo partidario fue “(…) que un pronunciamiento del CEN en estos
momentos sólo serviría para politizar aun más el tema de las ocupaciones de
liceos”[33]
Esta actitud
que de hecho permitía que el CODICEN siguiera actuando eran vistas como una
pacto por parte de integrantes del Partido Nacional. José Carlos Cardoso del
herrerismo plantea un análisis en donde tanto el FA como el Partido Colorado no
quieren intervenir en el conflicto. Para buscar una solución propone que
interceda el ministro de educación Lichtensztejn “ya que es un operador sereno
y desapasionado” en contraposición a Rama un interlocutor” grandilocuente. Es
claro que está presente en esta hipótesis las declaraciones de principio de mes
de Rama. Sin afirmar la existencia de un
pacto queda claro que la represión a los estudiantes iba a colocar al FA
como defensor de los derechos de reunión y protesta, al tiempo que abroquelar
al mismo en torno a los sectores antireformistas.
Independientemente
de esto las presiones políticas van conformando un escenario proclive a la
desocupación por la fuerza. Las declaraciones de Cardozo generan que los
colorados salgan a contestar que no hay ningún pacto con el FA. Que la
indefinición tampoco les agradada. “la propuesta de la mayoría del partido
colorado en la Comisión de Educación fue la de aceptar el día de hoy, como el
límite para llevar adelante las negociaciones”(…) “ aparte de ese momento,
concretamente el día lunes, hay que tomar una decisión y llegar a una resolución
definitiva en el tema.” Poco a poco el apoyo que iban nucleando los estudiantes
en torno suyo generaba la suturación de las fisuras que existía a principio de
mes entre los partidos tradicionales.
Las autoridades
de la enseñanza manejaron perfectamente, salvo los exabruptos de las primeras
horas, lo simbólico[34].
Desde un principio existió un mensaje dirigido hacia los padres de los
estudiantes, en donde la amenaza y las referencias a la década del 60
estuvieron siempre presentes[35].
A ello se sumaba la referencia expresa a la movilización en torno al hospital
filtro y a sus consecuencias. Las autoridadesse presentaron comprensivas de la
actuación de los estudiantes[36],
incluso felicitaron su cuidado de los centros de estudios y apuntaron sus
críticas a los sindicatos docentes a los que ubicaron como los verdaderos
culpables de la movilización. Se posicionaron como respetuosos de la democracia
representativa de la que era resultado[37]
y propusieron organizar elecciones en los liceos para definir la situación[38].
Y al mismo tiempo enviaban un mensaje que se fue endureciendo con el transcurso
de los días en torno a la inevitable conclusión a la que llevaba la ocupación[39].
La trasmisión de la cadena nacional, el día del paro nacional del PITCNT,
mostró a un CODICEN que se presentó con claras reminiscencias a las juntas
militares. .[40]
Los procesos enmarcadores
Los jóvenes se
rebelan ante lo establecido como forma natural de afirmar su personalidad y a
través de la historia podemos observar las críticas que surge frente a su
cuestionamiento del status quo. En Uruguay los jóvenes que ingresaban al mercado laboral en los 90 se
encontraban con la desestructuración del aparato productivo, la informalidad
laboral y el crecimiento del sector servicios. Este cambio en el ámbito laboral
implicó que el individuo no generara los lazos estructurantes que sí permitía
el trabajo fabril. La fragmentación que impedía la concentración en grandes
fábricas al mismo tiempo obstaculizó la organización y por lo tanto la toma de
conciencia del lugar que se ocupa dentro de la sociedad.
Sobre esta
desestructura de los hábitos de trabajo, se superpuso una ideología que
planteaba la desaparición de los metarelatos, la visión holística y la
exacerbación del individuo a su máxima potencia. Lo social se veía reducido a
lo individual, era el individuo contra el mundo. Su individualidad lo convierte
en alguien, pero al mismo tiempo lo ciega ante el todo, ante la sociedad, ante
los pares.
En el
ámbito juvenil el mensaje posmoderno no
hizo más que exacerbar las contradicciones del proceso de formación de la
personalidad; manteniéndola en la contradicción, retarda y deforma su
superación. Haciendo que se exacerben las características propias de la
adolescencia y que se extiendan en el tiempo. A esto hay que agregar que la independencia económica de los jóvenes se encuentra limitada
por la desocupación y los bajos salarios que perciben.
“Así los
modelos de subjetivación que fueron cobrando importancia en los procesos de
construcción de las identidades se distancian de los roles sociales y
profesionales (con los cuales se establece una relación instrumental), y remite
cada vez más a nuevos registros de sentido centrados en el primado del
individuo, en la cultura del yo y en los consumo culturales. El resultado de
ello ha sido la emergencia de identidades sociales más volátiles y más débiles
que antaño, menos definidas por la pertenencia a colectivo sociales y
políticos, si bien, fuertemente marcadas por una matriz conflictiva de las
relaciones sociales”[41]
Esta
exacerbación de las tendencias individuales revierte a que una de las
características de la participación organizada juvenil es su tendencia a la
negatividad. Se está en contra de algo que es lo que unifica pero no se logra desarrollar un nivel propositivo propio
más allá de grandes líneas. Esto provoca que las organizaciones sean efímeras.
El joven ve la participación en forma
pragmática, lo que quiere lo quiere ya; cualquier meta a largo alcance le parece
abstracta.
Otra faceta del
mismo fenómeno es la aparición de las llamadas tribus urbanas[42]
que asumen como una de sus características fundamentales la diferenciación del
exterior, eliminado las diferencias internas. Se muestran como grupo compacto y
autónomo reunido en torno a intereses comunes.
La propia
construcción ideológica presenta al
joven como símbolo de la sociedad, como objeto de consumo. Esta
exposición pública a través de los
medios de comunicación no se condice con la situación material de la mayoría de
los jóvenes que no puede acceder a la
oferta que se les muestra. La contradicción entre una ideología que lo pone
como símbolo de la sociedad, a seguir por el resto, y una base económica que lo
margina produce desajustes, revulsiones.
En el contexto de afirmación del
neoliberalismo en nuestros países es que aparece el EZLN. En palabra de
Ceceña los zapatistas son “el paso de la lucha contra la explotación a la lucha
por la dignidad corresponde a una concepción intersubjetiva que trasciende la
separación jerarquizante sujeto-objeto y permite saltar la lucha por el
socialismo -entendida como una realización fundamentalmente objetiva que
modifica los términos de la relación sujeto-objeto pero mantiene su estatus-, a
una lucha por la emancipación, por el no-capitalismo, por el no-poder, por la
no-dominación. Por un mundo abierto a la imaginación y el deseo, por un mundo
intersubjetivo
No basta con tener los medios de
producción si no es eliminando el racismo desde sus raíces, si se sigue
organizando la sociedad en términos de minoría y mayoría, si se mantiene las
subordinaciones de género o la discriminación de saberes. La lucha por la dignidad es una lucha por la
emancipación en todos los sentidos”[43]
Es la
revolución de los 90 con su mensaje
poético, con las mujeres asumiendo protagonismo, con la reivindicación de los
colectivos y en donde los delegados no son representantes. Es la afirmación de
las relaciones de horizontalidad entre los miembros del grupo y la teorización
del no-poder.”Somos iguales porque somos diferentes” dicen los zapatistas.
Era
previsible que los jóvenes se identificaran con la lucha de los zapatistas,
como lo había sido en los 60 fue la revolución cubana, y con sus formas de
movilización y expresión. Como forma de estigmatizar desde el poder se refieran
a los jóvenes movilizados como “zapatistas”.
Como
vimos existían desarrollos propios del movimiento estudiantil uruguayo que
confluían en el mismo sentido que las propuestas del zapatismo. La
horizontalidad y la rotación de los delegados era producto del estado de la
propia organización estudiantil que con el zapatismo adquiría referente teórico-práctico
en el cual observarse.
Los
jóvenes habían generado su propio espacio de poder, su centro de estudio era
una microsociedad creada por ellos. A apropiarse del lugar lo fueron
modificando en función de sus expectativas: lo pintaron, limpiaron y arreglaron
los muebles. En este ámbito todos eran iguales y diferentes, cualquier podía
irse pero el ingreso debía pasar por severas medidas de seguridad.
La
participación de las mujeres que se dio en forma natural, fue al mismo tiempo
asegurada. Si uno mira las diferentes presentaciones ante la prensa notará que
las jóvenes son por lo menos el 50% de la representación estudiantil.
Independientemente
de la concepción ideológica de los estudiantes nadie se asumía como dirigente,
aunque su permanencia en determinadas instancias nos permitiría nombrarlos como
tal. Esta carencia de referentes claros
a los cuales dirigirse fue una característica que desestructuró a las
autoridades durante todo el conflicto. La existencia de un elenco estable de
representante hace más fácil la negociación pero también la estigmatización. En
tal sentido el discurso oficial se vio obligado a hacer una referencia al
conjunto del movimiento en el que remarcó su carácter “infantil”[44] o
al agente externo (MLN primero, docentes después).
La
organización estudiantil se basa en los centros de estudios, por lo cada
definición debía discutirse en ellos[45].
Esta forma de asamblearia democratizaba el proceso de decisión aunque demoraba
por varios días las respuestas a tomar. Esto se manifestaba en la resistencia
de los estudiantes a hacer declaraciones o a tener que explicar constantemente
la forma de organización ante la incomprensión del mundo adulto. Esta situación
molestaba a las autoridades que no encontraba una rápida solución para el
conflicto.
La
evolución de los reclamos de los estudiantes su demostrativa de cómo la masificación
del conflicto influyó sobre los sectores más organizados. La posición de los
grupos más polìtizados de la Coordinadora la podemos observar al comienzo de la
movilización. En la proclama del 14 de agosto se relata la situación de la
muerte de Liber Arce, la presencia de la impunidad y el incumplimiento del
art.4., se mencionan- y por lo tanto se asumen como parte de la tradición de
luchas del movimiento estudiantil- a Guillermo Machado, Fernando Morroni y
Roberto Facal (es decir están presente la lucha contra la razzias y la
movilización del Filtro). A la “reforma educativa” se la califica de “
antipopular, autoritaria y verticalista, reforma educativa en función del mercado, no de las verdaderas
necesidades de nuestro pueblo”[46].
Esta
clara definición política va dejando paso al pedido de información sobre la
reforma, la no extensión de la misma[47] y
el reclamo de un debate nacional sobre educación. Este último punto no va ser
precisado- en su forma de organización y representación- por parte de los estudiantes
que lo único que mencionan es que estén todos los involucrados. La propuesta
del debate generalizadora pero incluyente, va ser primero satirizada[48]
para luego ser colocada como utópica[49].
La
capacidad de nuclear en torno a la movilización el afecto y el apoyo de amplios
sectores sociales no pudieron ser canalizados plenamente por los estudiantes
por su rechazo a los partidos políticos y entre algunos de sus miembros a los
sindicatos. Un ejemplo de ello es la multitudinaria movilización del 23 de agosto
que se dirige al palacio legislativo, pero no inicia ningún proceso de diálogo
con los políticos. Las crónicas del momento describen que senadora Marina
Arismendi, presidenta de la comisión de educación de la cámara, esperando
afuera para entablar un dialogo que nunca llego. Las relaciones con el
movimiento sindical fueron complejas en función de que se relacionaban dos
formas distintas de organización. Juan Castillo, secretario de organización del
PITCNT, lo relata de la siguiente manera
“vinieron tantos delegados como centros de Secundaria organizados y quedamos
sorprendidos ante lo que ellos denominaban como ´dirección horizontal´. Se
hicieron varias reuniones muy, pero muy conflictivas, Los gurises en vez de
dirigirse a nosotros por el nombre o decirnos compañeros, nos ponían el mote de
burócratas cada vez que se les daba la gana. Sin embargo, ahora tengo que decir
que nos hicieron ver un montón de cosas”[50]
A MODO
DE CONCLUSIÓN
En los
años posteriores el movimiento estudiantil intento repetir la experiencia del
96, para seguir enfrentando a la “reforma educativa”. La ocupación de los
centros de estudios se realizó sin conseguir el apoyo masivo deseado. Desde las
autoridades de la enseñanza no se dudo en aplicar la represión y la vigilancia,
siendo el caso paradigmático la colocación de cámaras y de gafetes
identificatorios para los estudiantes del IPA en el año 97.
La
administración Rama profundizó la reforma al extender rápidamente el plan 96 y
creando en 1997 los CERP con lo que aseguraba la formación docente.. ¿Esto
implicó que la movilización fue derrotada? ¿Dónde quedaron los miles de
estudiantes que se movilizaron durante esos dos meses?
El
eje central de la movilización fue contra la extensión de la reforma educativa
y por la implantación de un debate nacional sobre la educación.
El FA
principal fuerza de oposición en esos años, como hemos observado, no tenía una
posición unánime en contra de los cambios que se estaban produciendo en la
enseñanza. Sin embargo el congreso Zitarrosa realizado en noviembre de 1998 fue
tajante en la crítica la “reforma
educativa” y en los lineamientos a llevar delante de ser gobierno. “Para
el Frente amplio la educación constituye un asunto de estado, y en ese sentido
se encara una verdadera transformación que revoluciones la educación en el
Uruguay, recogiendo el consenso y la participación, tanto en su elaboración
como en su implementación, de todos los actores sociales y políticos
involucrados-estado, docentes, alumnos y padres-.El Frente Amplio, como fuerza política
popular y participativa, asume el compromiso de promover y tomar como propio el
gran proyecto educativo que implícita y explícitamente se ha ido elaborando- a
lo largo de los años anteriores.- en innumerables discusiones, diagnósticos,
documentos, etc, aportados por docentes, padres, alumnos y trabajadores”[51] .
En
los años siguientes las diferencias iniciales sobre el tema Educación han
vuelto a aparecer en el FA. Los siguientes congresos, realizados con cierta
lejanía de las movilizaciones estudiantiles, no llegaron a un documento que
consiguiera los 2/3 de votos necesarios. No obstante esta precisión, es durante
el gobierno de Tabaré Vázquez que se convocó al Congreso Nacional “Julio
Castro”, en donde participaron todos los involucrados. Participaron más de
20.000 personas en los debates previos y decenas de organizaciones sociales,
culturales y educativas. Se hizo en el palacio peñarol y no en el estadio
centenario como ironizaba Rama. Al mismo tiempo el CODICEN electo en ese
periodo reformuló los planes de enseñanza eliminando las áreas del ciclo básico
en 2006 y unificando los programas de formación docente en 2008.
Los
jóvenes que vivieron las ocupaciones sin dudas transmitieron sus experiencias
en los ámbitos en donde siguieron actuando. El seguimiento de este proceso no
es fácil por el anonimato consciente que
buscaron esos jóvenes, podemos si observar a través de las fotos la presencia
de algunos de ellos que hoy están ocupando responsabilidades de gobierno o de
dirección partidaria.
Las
siguientes líneas están basadas en apreciar algunas de estos dirigentes y
conocer su proceso, por lo que se afirma merecería una investigación que
abarcar un número significativos de estos jóvenes (hoy hombres y mujeres entre
27 y 40 años aproximadamente)
En
los años siguientes los participantes de las ocupaciones egresaron del liceo y
las UTU y se insertaron en la Universidad, en los centros de formación docente
y en los sindicatos. En la FEUU implicó que en 1999 se desplazará a la
generación de dirigentes que surgió de las ocupaciones del 93, en el IPA este
proceso fue más temprano, favorecido por el egreso de los ocupantes, y el
recambio se dio ya en 1997. En ambos caso se notó el cambio, aunque en la FEUU
se mantuvo una tradición organizativa seguramente anclada en la necesidad de
responder en los órganos de cogobierno. En el PITCNT salvo en el caso de un
sindicato no registramos militantes del 96, pero aquí la experiencia fue
incorporada a la larga tradición sindical[52].
En el
ámbito político en el MPP surgió un frente estudiantil, que incidió en ámbito
universitario y que en la interna partidaria logró impulsar a sus cuadros para
que fueran en lugares salibles de la lista de diputados en la elección de 2004.
Este grupo de jóvenes sería la base de lo que hoy es la CAP-L. En el PCU las
repercusiones sobre su juventud tuvo dos etapas. En la UJC el proceso fue más
tardío. La generación del 96 chocó con las formas de hacer política de la
juventud comunista y se disperso. Recién en 2003 a raíz de la crisis entre la
UJC y el PCU, que terminaría con la “autoexclusión” de la dirección de la
primera, asumieron responsabilidades en la organización comunista jóvenes que provenía de las ocupaciones. Por
fuera del FA los fogoneros hunden sus raíces en el movimiento del 96 del que
conservan su vestimenta.
En el
ámbito cultural el fenómeno de las murgas jóvenes con su desenfado a lo establecido, la
incorporación de las mujeres y del teatro sin duda abreva de la experiencia
comunitaria del 96.
El
movimiento estudiantil generó una
experiencia de lucha en una generación que por las características de nuestro
país recién se está haciendo visible políticamente. Sus objetivos se cumplieron
pero no en el tiempo ni de la forma deseada por su participantes.
[1] Partimos del
corte cronológico usado por Hobsbawm para enmarcar el siglo XX corto. En torno
a los procesos del este de Europa preferimos
el concepto de derrota-implosiva
en tanto -a falta de una mejor-
resalta que existieron tanto causas internas como externas en su
desarrollo.
[2] Estrategia en tanto su accionar era al mismo tiempo
político, económico, ideológico. Es bueno precisar que para el caso de
Latinoamérica el neoliberalismo fue impuesto en el marco de las dictaduras que
asolaron la región en la década del 70 y luego fue profundizada en los 90 por
los gobiernos democráticos.
[3] “La
hegemonía, en el sentido de Gramsci, normalmente se entiende como la capacidad
de las clases dirigentes para inculcar sus valores a las clases subordinadas y
convertir esos valores en el “sentido común de la época”. Ahora la hegemonía ha
adquirido un sentido adicional: debe ser entendida también como la capacidad de
las clases dirigentes para persuadir a las subordinadas de que piensen lo que
piensen del orden social, y por mucho que sean ajenas a él, No hay alternativa
para este orden social. La hegemonía depende no tanto del consenso como de la
resignación”, MILIBAND, R., “Socialismo para una época de escépticos”, México,
Siglo XXI, 1997., pp.15-16.”los memoriosos no dejarán de recordar que fue
precisamente ése- TINA, “There Is No Alternative”[No hay alternativa] el slogan
publicitario de Margaret Thatcher en sus días de gloria(...)” BORON, A. “Tras el búho de la Minerva”,
Buenos Aires, FCE, 2000, p.102
[4] En los 60 los
estados latinoamericanos comenzaron a reducir los recursos que invertían en una
Universidad que cuestionaba sus relaciones de dominación, situación que
afianzaron las dictaduras y los gobierno neoliberales. Este retaceo de recursos
hizo que las investigaciones sociales buscaran financiamiento externo (público
o privado) e internacional (organismos de crédito o fundaciones). Lo que
terminó de demarcar no solo el objeto de estudio sino también el lenguaje a
utilizar. Ver para mayor desarrollo BORON, A. “Consolidando la explotación. La
academia y el Banco Mundial contra el pensamiento crítico”, Córdoba, Espartaco
Córdoba, 2008.
[5] “La ´luchas
por el reconocimiento´ se está convirtiendo rápidamente en la forma
paradigmática de conflicto político en los últimos años del siglo veinte. Las
exigencias de ´reconocimiento de las diferencias´ alimentan las luchas de
grupos que se movilizan bajo las banderas de la nacionalidad, la etnia, la
´raza´, el género y la sexualidad. En
estos conflictos ´postsocialistas´ la identidad de grupo sustituye a los
intereses de clase como mecanismo principal de movilización política. La
dominación cultural remplaza a la explotación como injusticia fundamental. Y el
reconocimiento cultural desplaza a la redistribución socioeconómica como
remedio a la injusticia y objetivo de la lucha política” FRASER, N., “Iustitia
Interrupta”, Bogotá, siglo del hombre, 1997 p.17
[6] El Foro
Social Mundial fue organizado por el PT
y la
Asociación internacional para la Tasación de las Transacciones
Financieras para la Ayuda al Ciudadano (ATTAC) mostrando un grado de
coincidencia entre un partido, que era gobierno en la ciudad organizadora, y
una ONG. No obstante las características de los foros respondía al formato de
los NMS. En un principios centralizados
en una actividad anual,
[8]SVAMPA, M.,
“Cambio de época”, Buenos Aires,, siglo XXI, 2008, p.38
[11] El mapa político de América puede ser visto y
catalogado de diferente manera según la ideología del autor. Preferimos en un principio utilizar el
término izquierda para todos aquellos gobiernos que se autodefinan como tal.
[12] Asumiendo al movimiento social independientemente de
la forma en cómo se organicen : NMS o organizaciones clásicas
[13] “Cada grupo
social, al nacer en el terreno originario de
una función esencial en el mundo de la producción económica, se crea
conjunta y orgánicamente uno o más rangos de intelectuales que le dan
homogeneidad y conciencia de la propia función, no solo en el campo económico
sino también en el social y en el político”
GRAMSCI, A., “Los intelectuales y
la organización de la cultura”, Buenos Aires, Nueva Visión, 1997, p.9
[14] Los
sectores conservadores (halcones) de la política norteamericana venían abogando
desde hace tiempo por una política exterior intervencionista, unilateral, de
ataques preventivos. Con fuerte presencia en los gobiernos de Reagan y Bush
(padre). Especialmente en el gobierno de Bush y de la mano de Cheney se había
elaborado un programa de acción basado en estas ideas. Producto de las
condicionantes coyunturales (crisis económica, invasión de Irak a Kuwait) sus
elaboraciones, que en un principio fueron aceptadas, serían descartadas.
Durante el gobierno de Clinton los sectores conservadores se retiraron a
puestos académicos y/o fundaciones. Desde estos think tank desarrollaron un
conjunto de documentos (entre ellos Santa Fe IV y Rebuilding America’s
Defenses: Strategy, Forces and Resources for a New Century) sobre cuál
debía ser el papel de EEUU, en un mundo en donde su competidor de los últimos
40 años ya no existía como amenaza.
Los atentados
del 11 de setiembre de 2001 les permitieron a estos halcones llevar a la
práctica su nueva estrategia de dominio. Los ataques fortalecieron internamente
a los sectores más reaccionarios del capitalismo norteamericano y les permitió unificar a su país en torno a
una cruzada antiterrorista. En el clima creado y reforzado por los medios de
comunicación, se concretó un apoyo popular
que se vio en las siguientes elecciones parlamentarias en donde los
republicanos salieron fortalecidos, al
obtener mayoría en ambas cámaras.
[15] El PT en
Brasil en 1989,1994 y 1998, el PRD en México en 1988,1994 y 2000 y el FA en
Uruguay en 1989,1994, 2000
[16] A
nivel económico el fracaso del ALCA, lo ha llevado a proponer acuerdos
bilaterales (TLC o TIFA). A nivel militar los estudios de María Esther Ceceña
demuestran como las bases militares estadounidenses tienen como objetivo el
control de los recursos naturales.
[17] Esta situación podría reflejar que algunos de
estos sectores que apoyaron los procesos de cambios por convicción o
conveniencia, dejan de hacerlo cuando
las políticas aplicadas no cubren sus expectativas o atacan sus intereses.
[18] MC ADAM,
Doug, MC CARAHY, John, ZALD, Mayer, Movimientos sociales. Perspectivas
comparadas, Madrid, Istmo, 1999. Asumiendo que desde el marxismo podríamos
hablar de condiciones objetivas, nivel de conciencia y grado de
organización del movimiento e ideología.
[19] Zibechi, Raúl
, “la frazada de la abuela catalina”, en Claves de Brecha, Montevideo,
noviembre, 1996, Nº1, p.20
[20] Julio
Marenales respondiendo a las acusaciones de infiltración afirmaba “(…) en estas ocupaciones no estamos como organización, pero si los
muchachos que se han organizado y esto contribuye a eso ni hablar(…) de la misma manera deben
estar los jóvenes comunistas y, en general, muchos jóvenes frenteamplistas, eso
es indiscutible” en La Republica, 16 de agosto de 1996,p.12
[21] Zibechi en el
artículo citado vincula la ´desaparición del Frente Juvenil al apoyo de la
coordinadora antirazzia mientras que Garcé lo hace como resultado de haberse
enfrentado a la tendencia proletaria ( GARCÉ, Adolfo, Donde hubo fuego,
Montevideo, Fin de siglo,s/d, pp 100-114). En ambos casos el tema era la
defensa de una organización de características asamblearia y horizontal por
parte de los jóvenes tupamaros.
[22] Zibechi la
plantea como una organización opuesta a la FES y que recibía el rechazo de los
comunistas. “La UJC no estuvo en el origen de la coordinadora, aunque Machado
era comunista, pero después le brindó todo el apoyo”, entrevista del autor a
Gabriel Mazzarovich. En ese momento secretario político del Regional 3
(cerro-teja).
[23] La única
opinión disonante era la que daba el CEIPA, en la conferencia de prensa del 21
de agosto su delegado afirmaba “la ocupación es una de tantas medidas de lucha
posible” La juventud, 22 de agosto de 1996, p.3 . Es interesante que otros
diarios no registren este matiz.
[24]PEREZ LEDESMA,
Manuel, “”Cuando llegan los días de la cólera”(movimientos sociales, teoría e
historia)” en Zona Abierta, Madrid, zona abierta, 1994,nº 69, p.65
[25] El libro de
Graña, que realiza un conjunto de entrevistas a los ocupantes esta debilidad es
compartida “Mayte- La idea de ocupar la manejamos en una charla informal. La
propusimos a nuestro liceo [el Zorrilla], de ahí a la Coordinación, y la
coordinación la propuso en sus liceos, y eran cuatro los que estaba afines; el
Dámaso, el Zorrilla, el 10 y el IAVA. Al principio eran el Zorrilla y el 10
(…)los argumentos en contra eran que podían existir una falta de fuerzas,
porque yo misma pensé que la ocupación iba a durar unos días y que íbamos a ser
los únicos cuatro liceos ocupados y nos iban a sacar…” GRAÑA, François, La
movida estudiantil, Montevideo, Fin de siglo,1996, p.20
[26] La propuesta
de movilización está referida a hacer talleres, hacer manifestaciones adentro
del local liceal y convocar a la marcha. La manifestación es una “lapicereada”
o sea “como si fuera una caceroleada pero con lapiceras, dentro del liceo y a
lo largo de los dos turnos” La Republica 11 de agosto de 1996, p.13
[27] El CES radica
la denuncia en el 17 de agosto en el juzgado de 18ª turno, pero públicamente se
negaran a aplicar la medida de la desocupación.
Carmen Tornaria afirmará que “(…) no se va a desalojar a los estudiantes
por la fuera” y que es necesario convencerlos.
[28] El CODICEN
aprobó el acta 14 después de la ocupación, es decir aplicó una norma que los
estudiantes no tenia posibilidad de conocer.
[29] La Vertiente
Artiguista era la que aportaba mas cuadros técnicos, pero también esta Asamblea
Uruguay y en menor medida una parte del Partido Socialista. Electoralmente los
tres sectores eran mayores a los que se oponía a la misma.
[30] La republica
10 de agosto de 1996. En tapa. Es por esta afirmación que posteriormente será
agredido por un productor rural en Salto.
[31] La republica,
10 de agosto de 1996 p.35
[32] El país, 16
de agosto de 1996, p.4
[33] La republica,
22 de agosto de 1996
[34] La afirmación permanente de que era una
minoría la que ocupaba que impedía que una mayoría estudiara, se afirmaba la
preocupación “(…)nos preocupa que haya una provocación o una determinada
situación por la que se vayan a las manos y tengamos un chico herido” (Germán
Rama )
[35] El ministro
del interior Operti había declarado que el camino elegido de movilización
”(…)termina en un bloqueo y con situaciones de fuerza”(La republica, 20 de
agosto de 1996)
[36] “los adultos
no debemos aprovecharnos ni para aplicar la represión ni la manipulación de ese
tiempo precioso de la vida humana como en la adolescencia” Carmen Tornaria (La
república, 20 de agosto de 1996, p.13
[37] Contraponían
su designación realizada por la mayoría absoluta de los representantes electos
por el cuerpo de ciudadanos a la propuesta de un debate que no se sabía a que
representaría.
[38] La propuesta la hace en un principio Carmen
Tornaria “hemos pensado también en la
corte electoral, a los efectos de que si no se destraba, se instrumente un
plebiscito en cada uno de estos centros, con todos los estudiantes(…)esta
administración quiere gremios estudiantiles fuertes y participativos, que se
constituyan en base a decisiones de la mayoría de los concurrentes”. No asumida
por el conjunto de las autoridades, volverá aparecer oficialmente como una
contrapropuesta a los estudiantes.
[39] Muchos padres
que en un principio apoyaron la medida, fueron sobre el final de la
movilización a “convencer” a sus hijos de abandonarla. El libro de Graña trata
de explicar este proceso a través de la edad de los padres y relata un caso de
esta situación en donde se pueden apreciar las
sensaciones encontradas que se daban entre los estudiantes que seguían
ocupando. GRAÑA, François, La movida estudiantil, Montevideo, Fin de siglo,1996, pp.115-140
[40] Se
muestra a Rama en el centro de la
imagen, acompañado de los miembros del CODICEN sentados a ambos lados y por
detrás los consejeros del CES y UTU. Todos vestido de formalmente en colores
grises.
[41] SVAMPA,
Maristella, “La sociedad excluyente: la Argentina bajo el signo del
neoliberalismo”, Buenos Aires, Taurus, 2005, p.171
[42] “(...) a diferencia de la clásica barra de amigos en donde
la heterogeneidad es paradigmática, es decir, en la barra de amigos, lo
heterogéneos importante, la tribu se constituye o cree constituirse a partir de
un menú de homogeneidades básicas, más o menos intensas, más o menos
abarcativas , pero que cumplen un rol generador que no existen en otras
expresiones de agrupación juvenil, como las existentes en centros educativos o
en el barrio. (...) Hacia el interior del grupo se desarrollan relaciones
funcionales, y hacia el exterior relaciones marcadas por el desencanto y la
rebeldía. Hacia el interior se construye lo homogéneo, y hacia el exterior de
marca lo heterogéneo” en “Juventud diversidad cultural y desarrollo local”,
Santiago de Chile, IMM-FESUR, 2003, p.19.
[43] CECEÑA, Ana Esther, “Derivas del mundo en el que caben todos los mundos”,
México, Siglo XXI-CLACSO, 2008 , pp 71-72
[44]“Nos preocupa
la forma de ocupación, ya que es un recurso tradicionalmente utilizado luego de
otrosa planteamientos, los cuales no se han efectuado” decía en presidente del CES Carbonel La
república, 17 de agosto, p12
[45] En el numero
1 de Repique el órgano de difusión de la coordinadora se decía: “¿Qué es la
Coordinadora Intergremial de Estudiantes?. Bueno, acá nos juntamos tres
delegados de cada liceo y UTU para coordinar propuestas que bajan de los
centros; un lugar donde informarnos de los trabajos que se están haciendo en
cada lugar, para así ponernos de acuerdo y unificar la lucha. ¿Tá?”
[46] La república,
15 de agosto de 1996, p.13
[47] En la
conferencia del 21 de agosto se afirmaba que si la reforma “(…) no se extiende
de los ocho liceos en lo que es aplicada, entonces ahí vamos a considerar que
se quiere establecer un verdadero diálogo” (Ultimas noticias, 22 de agosto de
1996, p. 3). Sobre el final del conflicto la no extensión daría paso al cese de
la reforma.
[48]
German Rama”¿qué quieren un debate nacional en el Estadio Centenario?”
declaraciones a la prensa del 22 de agosto de 1996.
[49] En
el comunicado público del CODICEN del 22 de agosto se afirma que el debate
nacional “constituye una propuesta utópica y difícilmente compatible con el
orden constitucional”
[50] Citado por
Zibechi, Raúl , “la frazada de la abuela catalina”, en Claves de Brecha,
Montevideo, noviembre, 1996, Nº1, p.18
[51] Unidad
temática de educación, “Propuestas para la educación. Documentos 2003-2006”,
Montevideo, Frente Amplio, 2006
[52] Una parte de
los actuales dirigentes del SUNCA son de esta generación. En el resto del
movimiento sindical hay dirigente con responsabilidades importantes pero en
forma aislada. Igual esta aseveración habría que investigarla.
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