LA REVOLUCIÓN DE 1848
Y EL MANIFIESTO COMUNISTA
Líber Romero
El manifiesto comunista dio a luz en el marco de la
revolución burguesa de 1848. La revolución se expandió con enorme rapidez por
toda Europa, fue la primavera de los pueblos. Es parte del ciclo de
revoluciones burguesas que irán demarcando las características de las clases en
pugna del capitalismo.
La revolución industrial se había afianzado en algunas
zonas de Europa y el proletariado moderno recién se estaba conformando. Todavía
no estaba madura en la conciencia del conjunto de los trabajadores sobre la contradicción
fundamental entre capital y trabajo.
La revolución del 48 será en donde se enfrenten,
claramente y directamente, por primera vez la burguesía y el proletariado. A
partir de la misma será una necesidad de primer orden, para amplios sectores de
la clase, generar las herramientas organizativas y políticas de la clase
obrera.
Las características de Europa en 1848
En 1848 la mayoría de la población del mundo era
campesina. La servidumbre de la gleba
había sido abolida en gran parte de los países europeos occidentales
mientras que en la zona oriental era aún mayoritaria. La esclavitud si bien
había disminuido, por la prohibición del trafico, aún preponderaba como mano de
obra en grandes extensiones(Brasil, sur de EEUU y Cuba). Solo algunos países
Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y algunos núcleos en Alemania habían
desarrollado las características de la sociedad industrial
La monarquía era el gobierno predominante en Europa.
Salvo excepciones en donde un parlamento- electo censitariamente- ponía límites
al poder en el resto de Europa dominaban
los reyes absolutos.
Los obreros a excepción de Inglaterra no eran
significativos desde el punto de vista cuantitativo y en la mayoría de los
países en donde existía industria su organización eran débil o no existía
todavía. Dentro del incipiente movimiento obrero el sector más consciente
pertenecían a los trabajadores manuales
de los talleres. Sin embargo, la
incipiente clase obrera comenzó a tener
conciencia de clase para sí y su surgimiento como sujeto transformador fue
visualizado por un conjunto de intelectuales de izquierda que la empezaron a
ver como objeto de sus publicaciones.
La revolución del 48 estalla en el marco de una doble
crisis: crisis agrícola de tipo antiguo, crisis de crédito de nuevo tipo. La
miseria que provocó la crisis del 47 no pasó de revueltas aisladas. A esta base
económica se sumaran los problemas no resueltos en el ámbito político. La
pequeña y mediana burguesía querían disfrutar del poder político que no tenía y
veía acaparado por la gran burguesía en alianza con los sectores
terratenientes. Sus reclamos confluirán con
una clase obrera incipiente que ira deslindando sus intereses de clases
y que por lo tanto aparecerá como antagónica frente al modelo burgués.
Por un tema de espacio solo desarrollaremos los sucesos
en Francia, en donde se ve claramente los intereses contrapuesto de la
burguesía y el proletariado.
El desarrollo de la revolución del 48.
La revolución en Francia fue heredera tanto de las contradicciones económicas de la
revolución industrial como del grado de
influencia socialista en los obreros de Paris. En Francia la década del 30
marco el comienzo de la asociación de los obreros en grupos organizados con sus
propios medios de prensa. Sobre el influyeron las ideas de Babeuf ( a través de
su discípulo Bounarotti), Blanqui, Barbés, Blanc, Cabet, Proudhon y los
sansimonianos. Sus postulados iban desde el reformismo a la insurrección
popular.
La revolución atravesó diversas etapas desde la exigencia
de reformas leves hasta la revolución popular. Todo comenzó con una campaña
apoyada por oposición liberal de
organizar banquetes a favor de una extensión del sufragio. Cuando el ministro
Guizot los prohibió los lideres de la oposición retrocedieron mientras que los
periódicos más radicales llamaron a grandes movilizaciones. La guardia nacional
de constitución burguesa en vez de dispersar a la multitud se puso de su lado.
El rey destituye el 23 de febrero a
Guizot. Las movilizaciones en vez de amainar se profundizan y el 24 los
manifestantes toman por asaltos las armerías. Luis Felipe abdica y huye a
Inglaterra. Se intento formar una Regencia pero las masas invadieron la Cámara
y recibieron con entusiasmo a un nuevo gobierno “provisional”, formado por
nombres extraídos de las listas propuestas por los diarios radicales de
diputados. Allí estaba el dirigente radical Ledrun-Rollin, el poeta Lamartine,
pero también el socialista Lois Blanc y el obrero metalúrgico Albert.
“(...Arrancada por el proletariado con las armas en la
mano, éste le imprimió su sello y la proclamó república social. Con esto
se indicaba el contenido general de la moderna revolución, el cual se hallaba
en la contradicción más peregrina con todo lo que por el momento podía ponerse
en práctica directamente, con el material disponible, el grado de desarrollo
alcanzado por la masa y bajo las circunstancias y relaciones dadas. De otra
parte, las pretensiones de todos los demás elementos que habían cooperado a la
revolución de febrero fueron reconocidas en la parte leonina que obtuvieron en
el Gobierno. Por eso, en ningún período nos encontramos con una mezcla más
abigarrada de frases altisonantes e inseguridad y desamparo efectivos, de
aspiraciones más entusiastas de innovación y de imperio más firme de la vieja
rutina, de más aparente armonía de toda la sociedad y más profunda discordancia
entre sus elementos. Mientras el proletariado de París se deleitaba todavía en
la visión de la gran perspectiva que se había abierto ante él y se entregaba
con toda seriedad a discusiones sobre los problemas sociales, las viejas
fuerzas de la sociedad se habían agrupado, reunido, vuelto en sí y encontrado
un apoyo inesperado en la masa de la nación, en los campesinos y los pequeños
burgueses, que se precipitaron todos de golpe a la escena política, después de
caer las barreras de la monarquía de Julio.”[1]
Estas contradicciones marcada por Marx se ven en las
medidas del gobierno provisional: decretó las elecciones sobre la base del
sufragio universal masculino, todas las deudas gubernamentales fueron atendidas
y los intereses pagados, para equilibrar el presupuesto se decidió un impuesto
directo complementario que recayó esencialmente sobre los campesino. Louis
Blanc presento el proyecto de los talleres nacionales que habría supuesto
crédito del gobierno a gran escala para expandir la industria y crear empleo,
el proyecto mutilado en la concepción mantuvo el nombre. Solo 12.000 de los
120.000 desocupados consiguieron trabajo,
El 23 de abril se realizó la elección a la constituyente
en donde vencen los republicanos moderados de Lamartine que obtuvieron mas de
500 bancas. Los realistas-orlenistas y legitimistas- obtuvieron 300 mientras
que los socialistas y sus aliados menos de 100. El peso de la Francia rural se
hizo sentir mas aún con una campaña que culpaba a los obreros del impuesto
directo supuestamente implantado para subvencionar el trabajo.
En un intento por establecer el equilibrio, los
dirigentes de los clubes organizaron otra “insurrección”- El 15 de mayo una
movilización de 14.000 obreros de los talleres nacionales invadieron la
Asamblea con el propósito de presentar
una petición a favor de la guerra contra Rusia en defensa de Polonia. Los
manifestantes desarmados fueron rápidamente disuelto por la Guardia Nacional. Se consideró a la acción
como un golpe de Estado y la burguesía se ensaño con el sector más avanzado.
Blanqui, Albert, Barbés y 400 personas mas fueron arrestados.
La burguesía actúa para desorganizar la base social. Se
decreta en el proceso el cierre de los talleres nacionales el 21 de junio. La
opción que les quedaba a estos obreros, para no morirse de hambre, era
enlistarse en el ejército. Era una clara provocación. El 22 de junio, 1.200 o
1.500 obreros se movilizaron para dialogar con el gobierno, que respondió con
amenazas. La respuesta fue de masas. La insurrección que se produce dura tres
días y llego a sumar a 100.000 hombres. La exigencia inmediata era: restablecer
los talleres nacionales y disolver la Asamblea que los había cerrado. A medidas
que el proceso se iban sumando otras
exigencias.”Las banderas que flameaban sobre las barricadas llevaban lemas como
“Organización del Trabajo por asociación”, “Abolición de la explotación del
hombre por el hombre”, “Respetar la propiedad privada, muerte a los ladrones” y
“Trabajo y pan o muerte” y las escasa proclamas que se emitieron expresaban la
exigencia, familiar ya, de “la Republica democrática y social”.[2]
La aterrada burguesía nombra como dictador provisorio al general Louis
Cavaignac que somete a las masas a sangre y fuego.
“Venció la república burguesa. A su lado estaban la
aristocracia financiera, la burguesía industrial, la clase media, los pequeños
burgueses, el ejército, el lumpemproletariado organizado como Guardia Móvil,
los intelectuales, los curas y la población del campo. Al lado del proletariado
de París no estaba más que él solo. Más de 3.000 insurrectos fueron pasados a
cuchillo después de la victoria y 15.000 deportados sin juicio. Con esta
derrota, el proletariado pasa al fondo de la escena revolucionaria. Tan
pronto como el movimiento parece adquirir nuevos bríos, intenta una vez y otra
pasar nuevamente a primer plano, pero con un gasto cada vez más débil de
fuerzas y con resultados cada vez más insignificantes. (...)Sus jefes más importantes
en la Asamblea Nacional y en la prensa van cayendo unos tras otros, víctimas de
los tribunales, y se ponen al frente de él figuras cada vez más equívocas. En
parte, se entrega a experimentos doctrinarios, Bancos de cambio y
asociaciones obreras, es decir, a un movimiento en el que renuncia a
transformar el viejo mundo, con ayuda de todos los grandes recursos propios de
este mundo, e intenta, por el contrario, conseguir su redención a espaldas de
la sociedad, por la vía privada, dentro de sus limitadas condiciones de
existencia, y por tanto, forzosamente fracasa. (...)
Ciertamente, la derrota de los insurrectos de junio había
preparado, allanado, el terreno en que podía cimentarse y erigirse la república
burguesa; pero, al mismo tiempo, había puesto de manifiesto que en Europa se
ventilaban otras cuestiones que la de «república o monarquía». Había revelado
que aquí república burguesa equivalía a despotismo ilimitado de una
clase sobre otras. Había demostrado que en países de vieja civilización, con
una formación de clase desarrollada, con condiciones modernas de producción y
con una conciencia intelectual, en la que todas las ideas tradicionales se
hallan disueltas por un trabajo secular, la república no significa en
general más que la forma política de la subversión de la sociedad burguesa
y no su forma conservadora de vida(...).”[3]
Las enseñanzas que produjo la revolución.
Nunca hasta el momento una revolución se había expandido
tan rápido, había logrado tantos éxitos y
fracasado en tan corto plazo. No obstante la experiencia que de ella
sacaron Marx y Engels fueron fundamentales para la teoría de la revolución. Más
allá de las diferencias nacionales la revolución tuvo dos características que
preanunciaban lo nuevo. Fue una revolución en donde quienes se pusieron a la
cabeza de las movilizaciones fueron los trabajadores y producto de esta
circunstancia la burguesía liberal que llegaba al poder rápidamente se asocio
al bloque en el poder por temor a la revolución social.
En el curso de la revolución se vio como la pequeña
burguesía tiene potenciales tanto revolucionarios como contrarrevolucionarios.
El desarrollo del primero depende del grado de organización, desarrollo
programático y movilizativo de la clase obrera, es decir de su capacidad de ser
hegemónica. Porque la pequeña burguesía puede tornarse revolucionarias sólo en
la medida en que comienza a defender sus intereses futuros y no los del momento, en la medida en
que puede abandonar su propio punto de
vista para adoptar el del proletariado
"(...)la
posibilidad de ganar a los campesinos y a la pequeña burguesía para la
revolución proletaria o para la contrarrevolución depende objetivamente de la
dualidad de su naturaleza social como trabajadores y como propietarios. Desde
luego, según las condiciones de los distintos países, también desempeñan un
papel bastante importante otros factores, vinculados con la correlación de las
fuerzas de clase en un momento dado, con las tradiciones históricas, con el
nivel de desarrollo de la conciencia de clase y con el grado de organización de
las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias. El hecho de que esa posibilidad
se convierta en realidad depende además de las condiciones concretas y de las
acciones políticas concretas de las fuerzas revolucionarias y de sus
adversarios"[4]
En tanto propietario son conservadores y por lo tanto
pueden llegar a formar parte de la contra revolución, especialmente tratándose
de aquellas capas de la pequeña burguesía cuyos status social está muy ligado
con la formación económico-social precedente. En tanto trabajadores pueden
integrar el "bloque revolucionario" en tanto son capas sociales
permanentemente amenazadas por el sistema capitalista con la destrucción y el
aniquilamiento.
Hay que tener en cuenta en determinados momento sectores
de clase avanzados pueden estar dentro del campo de la contrarrevolución(pe. La
Vendeé en la Revolución Francesa).
La contrarrevolución tratara de aparecer como la
representante del progreso, de la civilización, del orden. No toma en cuenta
las fronteras nacionales ni la soberanía de los pueblos para perseguir o acabar
con la revolución y los revolucionarios. Así quedo demostrado en la ayuda de
Rusia para acabar con la rebelión húngara.
Marx y Engels al
generalizar la experiencia de la revoluciones de 1848-1849 plantea la necesidad
del deslinde ideológico y organizativo entre el proletariado y la democracia
pequeñoburguesa y la creación de una organización independiente y clasista del
proletariado: el Partido obrero. Esto no implica que los obreros por si solo
puedan hacer la revolución sino que deben ser capaces de generar una amplia
alanzas de clases en donde el papel de vanguardia política-organizativa sea
llevada adelante por ellos. Lo principal es no permitir que le arrebaten a las
masas lo conquistado y hacer avanzar la revolución
La revolución del 48
demostró que el "(...)proletariado no resultó ser lo suficientemente
fuerte para obtener sus reivindicaciones, pero su influencia en el curso de los
acontecimientos revolucionarios fue lo bastante grande para asustar a la
burguesía con la perspectiva de encontrarse enfrentada a él sin la acostumbrada
defensa del pasado, como el ejército, la policía y toda la maquinaria del
Estado absolutista-feudal. Por ese motivo, escribió Marx, en vez de luchar por
sus intereses sociales, por sus propios intereses dc clase, por el poder
político, la masa fundamental de la burguesía prefirió la posibilidad de
«entregarse confiadamente a sus negocios privados bajo la protección de un gobierno
fuerte y absoluto”. En otros términos, si la realización de los intereses de
clase fundamentales de la burguesía en cuanto a liquidar todo obstáculo al
desarrollo capitalista en el ámbito de la economía y especialmente en el de la
política puede fortalecer de algún modo al proletariado (o a la burguesía le
parece que puede fortalecerlo), ésta concilia con los círculos
absolutista-feudales principalmente en la esfera de la lucha por el poder
político."[5]
[1] MARX, C- ENGELS, F., “Obras Escogidas en
tres tomos”, Moscú, Progreso, 1986, t.1, p.413-414.,
[2] RUDÉ, George, “La multitud en la historia”,
México, Siglo XXI, p.178.
[3] MARX, C.-ENGELS, F., ob.cit. pp.415-416
[4] AAVV "Dialéctica de la revolución y la
contrarrevolución", Buenos Aires, Cartago, 1987,p.37
[5] Ídem, p. 49
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